lunes, 26 de noviembre de 2007

La idea de un blog alterno me había estado rondando por la cabeza por años y ahora llega el momento.


Y es que qué mejor que ese punto en donde any given weekend de mi vida podría dar tela y tela para un capítulo de sex and the city cualquiera?... (aunque la primera parte siga ... ansiosamente... esperándola)

Así que empezaré contándoles a ustedes, mis queridos y por el momento inexistentes lectores una pequeña introducción de los últimos meses de la pequeña violetta.

Veamos, los de antes creo que no cuentan así que:

Primero estaba el biólogo con el que anduve años y años... la relación más larga de mi vida con todo lo forzosamente eso conlleva... no digo más... Pero un buen día decidí irme por unos meses y la magia se acabó, resultó que el sujeto no estaba dispuesto a esperarme. Después del obligado berrinche dije: órale, agarré mis trapos y emprendí el viaje.

Primero fueron completos y totales randoms... Aun recuerdo la primera persona que besé después del innombrable, hasta sentí remordimientitos! (ternuriiitaaaaaa)...

Ya después agarré un maaaal hábito que venía en empaque rubio de ojos azules y se hizo cosa de las 24/7 más casuales del mundo. El tipo estaba loco y se le ocurría hacer cada cosa que hacía que hasta yo (¡!) me sonrojara!

Luego estuvo el futbolista con su 1.90, sus bíceps de miedo, su auto obscuro, sus amigos taaaan bellos, su tarjeta de crédito... y su intelecto de medio centímetro. Un día casi me muero del asco cuando al individuo, depués de ver una película de la que quedé encantada y enmedio de mi monólogo sobre lo maravilloso del soundtrack y la bella fotografía, se le ocurrió soltarme un: hubiera preferido ver la de jim carrey.

Por esos días entró a escena el ingeniero que al principio pensé que era gay ya que por más que me esforzara no me pelaba (es que la nena tiene un eguito así de chiquito, ves?) Pero que después cayó pero redondiiiiito... y yo con él.

Cabe destacar que durante todo ese tiempo se prolongaba el mal hábito antes mencionado...

Y después de dramas, gritos, chantajes, lágrimas, juramentos de amor eterno, y demás bajezas que hacemos los humanos cuando dejamos que esa cosa que llamamos corazón tome el mando de nuestras capacidades, todo se acabó.

Y me encontré donde me encuentro ahora, pero eso lo dejaremos para la próxima.

besos